“En la vida hay pocas cosas tan comunes y útiles como el jabón, fiel acompañante nuestro desde la más tierna infancia. Con los siglos, este antiguo producto ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad. […]
En la antigüedad
No hay muchas razones para creer que antes de nuestra era se usara este artículo en el aseo personal. Es verdad que Jeremías 2:22 (según se traduce en La Biblia del Oso) comienza con las siguientes palabras: “Aunque te laves […] y amontones jabón sobre ti”. Sin embargo, existen motivos para dudar que se refiera a lo que hoy llamamos jabón, sea en barra, en polvo o en alguna otra presentación. Por eso, una versión moderna de la Biblia vierte así las palabras del profeta: “Aunque hicieras el lavado […] y tomaras para ti grandes cantidades de lejía”. En este caso, el término lejía se refiere a un álcali utilizado como detergente, una sustancia muy distinta del jabón que se usa en nuestros días.
Los antiguos griegos tenían la costumbre —adoptada luego por los romanos— de emplear aceites perfumados en la higiene personal. […]
Fabricación moderna
Para la producción en masa, originalmente se hervían las materias primas en enormes calderas, ante la atenta mirada de un experto. Por la forma como resbalaba el jabón al removerlo a mano con una paleta precalentada, él determinaba si había que añadir algún ingrediente o alterar de algún modo el proceso.
Actualmente, la producción consta de tres pasos principales. El primero es la saponificación, mediante la cual se provoca la reacción de varios aceites o grasas con álcali y se obtiene jabón puro y glicerol en una mezcla con un 30% de agua. Aunque todavía se recurra a veces a la caldera, la saponificación se realiza en las fábricas más modernas con sistemas informatizados. El segundo paso es el secado —efectuado con calor, al vacío y por aspersión—, con el cual se forman bolitas que contienen tan solo un 12% de agua. El paso final es el acabado, durante el cual se mezclan las bolitas con perfumes, colorantes y otros aditivos que aportan al jabón su aroma y demás características distintivas. Las barras resultantes pasan por un proceso de extrusión y troquelado, que les confiere la forma deseada […]”
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